Hay diferentes formas de hacer frente a los retos. Según dónde hayas crecido y cómo te hayas desarrollado desde que eres un niño, es posible que te lo tomes de dos formas totalmente opuestas. Influye en la forma de pedir ayuda, en cómo vemos los fracasos e incluso en lo que consideramos oportunidades o amenazas. He estado observando a mi alrededor, y he dado con tres claves para un cambio de chip. Pero antes de nada yo soy Lea, y esto es Momento It Girl by Into the Glow.
En primer lugar, buscar la valentía y no la perfección. Reshma Saujani, CEO de «Girls Who Code», sostiene que hay una diferencia abismal entre chicos y chicas a la hora de afrontar dificultades. Observando que: las chicas buscan la perfección, sólo enfrentándose a aquellos problemas que saben que pueden solucionar antes de planteárselos, y rechazando los que son totalmente nuevos… Odiando la sensación de incertidumbre; mientras que los chicos, no solo tenían más curiosidad por lo desconocido, sino que triplicaban sus esfuerzos si el problema era algo que nunca se les había planteado. En definitiva, hay una brecha en la educación de los niños y niñas: «deberíamos enseñar a las niñas a ser más valientes, no perfectas», afirma Reshma. Lo que podríamos traducir a nuestro cambio de chip como empezar a afrontar los retos de forma valiente, sin condicionarnos sobre las ideas preconcebidas de si podemos conseguirlos o no.
En segundo lugar, mostrarse vulnerable es importante a la hora de pedir ayuda. Observando a mis amigas, cada una diferente y maravillosa a su manera, me he dado cuenta de que las que estudian carreras relacionadas con el emprendimiento y tienen esa personalidad naturalmente resolutiva: son las primeras que no tienen ningún problema en pedir ayuda, y las primeras que saben que cuando más se aprende es preguntando a los demás. Por otra parte, las que están estudiando ámbitos no tan enfocadas en proyectos y más en exámenes, como unas oposiciones: son más propensas a aislarse cuando hay un problema, y evitar al máximo posible enfrentarse a ellos. Más enfocadas en ser independientes y resolver todo solas, aunque eso implique más tiempo para solucionarlo.
Podríamos decir que cada una tiene su propia personalidad, pero son las que no temen mostrarse vulnerables ante los demás, las que no temen pedir ayuda: las que solucionan más rápido sus problemas. Es importante tambien, para nuestro cambio de chip, perder el miedo de enseñar nuestros fallos a los demás. Ya que es mucho más fácil aprender desde dónde hemos tenido el error, a que nos expliquen todo desde cero.
Por último, transformemos las amenazas en oportunidades. Creo que estamos todas de acuerdo en que las amenazas son subjetivas. Es decir, solamente algo se vuelve una amenaza si nuestra mente lo ve desde un punto de inseguridad, si ve algo que refleja justamente lo que no tenemos. Mi solución sería que intentásemos darle la vuelta y donde veamos una amenaza, cambiarlo en nuestra mente a una oportunidad. Es mi caso con las redes sociales: hay algunas cuentas que han empezado a hacer contenido parecido al mío con su punto original. Y en lugar de enfadarme desde la comodidad de «yo estaba antes», pienso en cuál es su diferencia respecto a mi contenido: qué podría aportar al mío y elaboro una colaboración para que podamos crecer juntas.
Este sistema me ha ayudado muchísimo a conocer personas que se dedican a lo mismo que yo, y es increíble ver cómo vamos creciendo juntas. En este cambio de chip te darás cuenta de que lo que consideras amenaza, otras personas desde su perspectiva ven como oportunidad y sabrán sacarle provecho de la mejor manera posible.
En conclusión, para el cambio de chip que muchos necesitan es importante tener claro que: hay que ser valiente para afrontar los problemas; mostrarse vulnerable no te resta valor; y la sensación de amenaza en la mayoría de ocasiones son oportunidades.
Si te ha gustado, quédate con Momento it Girl by Into the glow.