Carolina de Mónaco, La Reina Letizia o Kate Middleton, miembros de las monarquías europeas y dueñas de un nombre propio que las precede. Todo lo que hagan será “tapa” y aprobado. Tal vez por eso se han animado a continuar con la tendencia mundial de lucir sus canas. Pero qué pasa con otras mujeres, anónimas, como tu hermana, tu mejor amiga o tú misma, también decididas a llevar adelante su look natural; dejando su cabello tal como es, de acuerdo a su edad. ¿Son aprobadas o se las ve como “abandonadas”? ¿Les importa? ¿Qué significa esta revolución de las canosas de 30 ó 40 y poco?
¿A qué edad comenzaron a aparecer tus primeras canas? Yo recuerdo que recién cumplidos los 30 comencé a notar que algunos de mis rizos emblanquecían. Normal. Con una madre que a los quince ya portaba un mechón blanco ¿cómo no iba a heredar también esa parte de la genética?. A los 33, ya era costumbre teñirme y, aunque mi rostro no acusaba una sola arruga, el pelo ya no era el mismo. Hace casi un año y después de 2 dudando y buscando consejos, seguí el ejemplo de mi hermana y me liberé. Y tú ¿has tenido que tapar canas, a una edad en la que el cuerpo te dice que no hay cabida para ellas? ¿sigues haciéndolo?
Lo cierto es que, si alrededor de los 35 ya debiste adoptar la tintura como una parte inevitable de tu cuidado personal mensual y de tu presupuesto, para los 40 y pico habrás pasado más de 10 años sometiendo tu cabellera a químicos que te transforman en “por siempre castaña, o morocha o rubia”. Un tono que nunca es igual al tuyo y que, a medida que ellas avanzan, vas teniendo que aclarar para que el contraste no sea tanto. Por otro lado, la salud y la docilidad del cabello no vuelven a ser los mismos.
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Motivos sobran
Sin embargo, a pesar de haber evolucionado tanto en cuanto a la igualdad de derechos, géneros y avances sociales, noto con preocupación que, cada vez que alguna famosa se atreve a dejar su cabellera tal cual es, los titulares giran en torno a la idea de “canosa pero bella” “Las famosas que le dicen sí a las canas” “ A pesar de las canas….”Como si las dos cosas no pudieran suceder a la vez. Transmiten el tema como tópico, similar a aquellas notas en las que se destaca el físico que sigue ostentando una actriz, aunque tenga más de 40. Se sigue construyendo un imaginario de mujer obligatoriamente perfecta, femenina, atlética, elegante, por siempre joven e incapaz de hacer ver que las canas son parte de su cuerpo y que lucirlas no la convierten en descuidada.
«Lo que mas me costó es la mirada del otro»
Es cierto que muchas mujeres han aprovechado la situación de la pandemia para dejar de teñirse, pero muchas otras lo han hecho antes, después de pensarlo mucho tiempo. No es una decisión apresurada. Todas se sienten liberadas, dueñas de sus cabezas, satisfechas con ellas mismas, convencidas de su belleza y empoderadas ante un mundo que quiere verlas como eternas niñas. Sobre todo, saben que son canosas, no viejas, ni deprimidas, ni dejadas, ni sucias. Solo quieren decirnos que son mucho más que el color de pelo y que son dueñas de romper con un mandato social que no se le impone a los hombres y que no las conforma. ¡Ole mujeres! ¡Ole la revolución de las canas y a lucir hermosas como cada una quiera!