En moda y en asesoría de imagen, el color juega un papel muy importante. Uno de los factores más importantes a la hora de construir nuestro estilismo o nuestro guardarropa es pensar en cuáles son las prendas y complementos que más o menos nos favorecen según nuestras características físicas. Para esto, se estudia la morfología corporal y la colorimetría del cliente para dar en el clavo en cuáles son las prendas con las que se sacará el mayor partido posible.
Pero, por supuesto, nuestras características físicas no son lo único en lo que nos debemos fijar. También hay que tener en cuenta las necesidades que cada persona tiene, para construir un armario consciente y evitar el «comprar por comprar» y el efecto «tengo el armario lleno de nada que ponerme». Y, no olvidar que nuestro vestuario forma parte de la comunicación no verbal de cada persona.
Esto quiere decir, ni más ni menos, que nuestro outfit comunica. Muchas personas demuestran su pertenencia a un grupo social apoyándose en su look. Así pues, podemos saber qué persona es fanática de un grupo de rock, si aparece vestida con elementos que así lo transmita. Y es que, en moda y en la elección del vestuario, todo comunica. Cada prenda, accesorio, complemento. También su composición y, cómo no, su color. Por sorprendente que pueda parecer a priori, cada color hace que nuestro receptor reciba unas sensaciones muy diferentes entre sí.
¿Qué transmite cada color de nuestro vestuario?
A muy grandes rasgos, los colores se pueden clasificar en dos grandes grupos: los colores cálidos y los colores fríos. Los primeros, suelen transmitir más cercanía y confianza, mientras que los fríos provocan mayor distanciamiento y seriedad. De esta manera, vamos a ver algunos colores y aquello que, a pinceladas sencillas, transmiten por norma general.
El color blanco, es la suma de todos los colores, por lo que proyecta luz. Es una tonalidad que nos acerca a un sentimiento de pureza, higiene y espiritualidad. Aporta sensación de naturalidad, frescura y delicadeza. Todo lo contrario sucede con su tono opuesto, el color negro relacionado con el misterio, luto o incluso tristeza al ser la ausencia de luz. Pero, también denota autoridad, poder, lujo, elegancia y sofisticación.
Las tonalidades amarillas y anaranjadas, denotan fuerza y vitalidad. Simbolizan alegría, energía y creatividad. En moda, hay que utilizarlo con cuidado. Y es que un total look en estos tonos puede saturar. Lo ideal es combinarlo con complementos en otras tonalidades o escoger cualquiera de estos tonos para los complementos. Quienes lo visten, dan la sensación de ser una persona creativa, divertida y extrovertida.
El color rojo está asociado a conceptos relacionados con el fuego y con la fuerza y energía. Así pues, simboliza peligro o prohibición. Y, por supuesto, no hay que olvidar que es el color del amor, por lo que tiene connotaciones de amor, pasión y deseo, lo que lo convierte en un color ideal para lencería. Pero, también hay que tener precaución a la hora de utilizarlo. Por ejemplo, vestir un traje de chaqueta rojo no sería recomendable para una entrevista de trabajo ya que damos sensación de poder, lejanía e inaccesibilidad. En cambio, para una reunión de trabajo como jefa sí, porque nos da autoridad y seguridad.
Si hacemos referencia a las tonalidades azules, se han de asociar a la calma, confianza y armonía. Es un color que aporta tranquilidad. Pero, también hay que mirar este tono con lupa, ya que en su gama más intensa, como puede ser el azul klein, aporta elegancia y seguridad y es ideal para looks sofisticados. Pero, en su gama más clara o pastel, es un tono muy dulce. ¿Quién no ha oído hablar del conocido «azul bebé»?
Algo parecido sucede con el color rosa, que en su versión más clara es el ideal para transmitir pureza, dulzura, niñez y delicadeza. Mientras que en su versión más oscura, también conocida como fucsia, nos transmite energía, vitalidad y creatividad, siendo un tono vibrante y con personalidad. También con el morado, que en su versión más oscura llena nuestros estilismos de energía, transmite poder; mientras que su tonalidad lila, nos lleva a la relajación.
El color verde es el color de la naturaleza y de la esperanza por excelencia. De este modo, aporta sensación de vitalidad, salud o fertilidad y crecimiento. Las tonalidades marrones son confortables y cálidas, nos trasladan al otoño. Las personas que lo visten transmiten simpatía, cercanía y calidez. No hay que olvidar las tonalidades grisáceas, que nos acercan a looks sobrios, formales y nos llevan a la calma.
Por último, es importante destacar, que hay muchos factores que influyen en la percepción del color de forma personal y única. Por ejemplo, el color negro está asociado al luto dependiendo de la cultura. También es un hecho muy común que una persona tenga un recuerdo negativo, vivido como experiencia propia, asociado con un color y, por ello, este color le transmita mala suerte o mala energía.
¿Te apetece profundizar, todavía más, en lo que cada color transmite? Si es así te recomiendo el libro firmado por Eva Heller y titulado Cómo actúan los colores sobre los sentimientos y la razón. Sin duda, una lectura nutritiva y constructiva que, te aseguro, no te defraudará.