A lo largo de los años me ha interesado profundamente la figura de las «musas» de los artistas. Es un término que se ha asociado a mujeres de todas las épocas, refiriéndose a ellas como el punto de inspiración para la obra de un artista. Y siempre nombrándolas por encima recalcando su belleza o estilo. Lo sorprendente, es que en la historia del arte las mujeres no son casi reconocidas a no ser que se las califique como musas de un artista importante. O sea que rara vez serían admiradas creando arte, pero alabadas hasta la eternidad si lo inspiran. Un ejemplo es la musa Edie Sedwick y Andy Warhol. Es un mensaje curioso y dejaré que las lectoras saquen sus propias conclusiones. Pero antes de nada yo soy Lea, y esto es Momento It Girl by Into the Glow.
A menudo se identifica a Paris Hilton como esa súper estrella, por su estilo de vida en los noventa: fiestera y adinerada. Pero es la musa Edie Sedwick la It Girl que bordó esto sin darse cuenta años antes. Además de ser nombrada en palabras de grandes artistas como la fuente de inspiración, belleza cautivadora y estilo original. Ella, como Paris, nació en una familia aristócrata obviamente privilegiada ya que uno de sus antepasados participó en la declaración de independencia de los Estados Unidos. Aparentemente, estuvo rodeada de éxito y estatus; pero aparte de una infancia recluida de la sociedad y padres extremadamente controladores, empezó a desarrollar bulimia en sus primeros años de adolescencia.
En 1965, Edie se muda a Nueva York buscando un hueco en el mundo como modelo. Y fue en la fiesta de cumpleaños de Tennessee Williams cuando su vida pega un giro de 180 grados. Ya que ahí conoció a Andy Warhol, quien quedó fascinado por su belleza. Tanto fue así, que Warhol propuso su aparición en una de sus películas. Ronal Taver, guionista y escritor de la época, dijo: Fue como Marilyn Monroe en «Asphalt Jungle»… Tan sólo cinco minutos en la película y todo el mundo decía: «¿Quién es la rubia?«. Al parecer, Warhol vio en Edie una oportunidad para entrar en el mundo de Hollywood.
Por desgracia, la relación entre Warhol y Edie se deterioraba cada vez más. Y es entonces cuando numerosas personas pensaban que Warhol, más que utilizarla de musa, la transformaba en alguien que no era ella: pero él sí quería ser. Una relación tóxica dicho por todos. Y es en 1966 cuando se vuelve adicta a los barbitúricos. Ella misma afirmó que fue introducida a esa droga en el estudio de Warhol, «era el target perfecto, en esa escena reflejaba la imagen de una drogadicta sana y joven» decía.
Finalmente, logramos leer y entender a una Edie Sedwick no tan absorbida por la toxicidad de Warhol en la obra de la escritora feminista radical Valerie Salanis en la que afirma que él controló toda su vida. Y nos demuestra que la palabra «musa», en esta ocasión se ha utilizado para nombrar a una niña fácilmente manipulable; aprovechándose de querer escapar de su pasado abusivo… Tras numerosos encontronazos con las autoridades por su drogadicción, en 1971 Sedwick se muestra con una imagen separada de la transformación que intentó hacer Warhol en ella; pero con las consecuencias claras de su camino. Esta fue por desgracia, su última aparición en cualquier película; ya que tuvo un trágico final como consecuencia de los años intensos que habría sufrido.
Ahora bien, saber la historia de Edie Sedwick como musa me parece importante porque provoca una reflexión sobre la palabra. ¿De verdad fue la fuente de inspiración de Warhol, o sólo vio en ella un blanco fácil para manipular y experimentar? Considero que su vida es tremendamente interesante. Demuestra una consecuencia más de este sistema en el que se alaban y promueven las niñas atormentadas. Llamándolas «musas» como si fueran seres mágicos. Cuando no se es consciente de que más que musas, son víctimas.
Si te ha gustad, quédate con Momento it Girl by Into the glow.