¿Sabías que ejercer la gratitud tiene un gran poder sobre nuestro cuerpo y mente?
Sabemos que establecer una serie de hábitos puede modificar nuestros ideales, acciones y parte de nuestra personalidad. Uno de esos hábitos es la gratitud, ya que puede cambiarnos el punto de vista de las muchas situaciones que ocurren en nuestra vida diaria.
La gratitud nos ayuda a liberar dopamina y oxitocina, la hormona que está directamente relacionada con el sentir amor, afecto, amabilidad o generosidad entre otros. Hace estimular nuestras vías cerebrales que nos produce tranquilidad, actuando como neurotransmisor reduciendo la ansiedad, los miedos y las fobias.
Las personas que sienten gratitud y que le dan un gran valor a las pequeñas cosas son más felices, tienen menos estrés y se sienten menos deprimidas. Dentro de ellas, emanan emociones positivas, sienten empatía y sensibilidad, transformando su vida cotidiana como una aventura. Actúan frente a situaciones complicadas de manera más objetiva, enfocando los problemas como un obstáculo temporal y aportando más ideas constructivas.
Todos podemos desarrollar el hábito de la gratitud día tras día
Practicar la gratitud es un sencillo hábito que podemos incorporar en nuestra vida diaria. Tomar conciencia de lo que tenemos, dedicándonos unos minutos al final del día, anotando las cosas por las que estamos agradecidos, nos hará sentir emociones positivas.
Un buen hábito es dedicar unos minutos al día a tomar conciencia de nuestro ser y realizar una buena acción, así podemos crear sentimientos de compasión y gratificación. Así como decir gracias y dar muestras de aprecio generan efectos favorables, hace que la gente esté más receptiva y predispuesta para ayudar consecuentemente a otras personas.
Los sentimientos expresados en la gratitud hacen que nuestro cuerpo y mente creen una conexión en nuestro interior, capaz incluso de descubrir sentimientos que desconocíamos. Cuando esto sucede, nuestra percepción de la realidad es muy distinta a cuando sentimos angustia, y nos centramos en ser más efectivos y resolutivos.
La tecnología, los medios sociales y ver las noticias son causas de estrés e influyen directamente en nuestros estados de ánimo. La angustia puede ahogarnos y repercutir en nuestras acciones o relaciones de manera distorsionada, haciendo que no apreciemos lo que tenemos a nuestro alrededor.
Conectar con la naturaleza nos ayudará a restablecer nuestra visión de la realidad, observando nuestro entorno, respirando profundamente y disfrutando de nuestras sensaciones, un poder que nos llevará a la gratitud por estar presentes en tiempos tan difíciles.
Hoy más que nunca, debemos tratar la vida como un regalo, que nos ayude a emocionarnos y valorar nuestra salud, que nos ayude a disfrutar de nuestro tiempo y saber aprovecharlo. Aunque el COVID-19 ha marcado en cierta manera nuestra forma de pensar y vivir, enfocar nuestras energías en cuidarnos, cuidar a los demás y vivir en el presente, aumentará nuestro bienestar y calidad de vida.