Portada de la última edición de Forbes France. Mucho más que una imagen impactante
Adentrarse en el mundo de la música francesa del momento es apasionante, no sólo por su diversidad de ritmos sino, porque esa multiplicidad abarca tanto orígenes como ritmos. Podemos estar escuchando francés, pero por detrás de esa infinidad de letras, nos encontramos con todas las naciones en las que se habla la lengua de Molière; solo que con acentos y reclamos muy disímiles. Una de esas voces actuales -y con mayor trascendencia- es la de Aya Nakamura de 26 años, quien disfruta de una popularidad a nivel europeo, incluso mayor que donde reside.
Es que Aya Danioko, su verdadero apellido, emigró a Francia con su familia hace ya muchos años. Vive en el popular barrio de île de France, Alunáis-sous-Bois, pero en realidad, nació en Mali y es parte de una familia de Griots. Estos narradores orales son muy populares en la cultura del sudoeste de África y sus relatos tienen que ver con lo cotidiano, lo que ven a su alrededor, tienen mucha memoria de todos los acontecimientos locales y pueden improvisar.
Seguramente, este fue uno de los elementos que ayudó a impulsar la carrera de esta intérprete y autora, pero no olvidemos sus propios atributos. Tal vez su voz mezzosoprano sea lo que mas atrae. Asimismo, su imagen, el ritmo y sus letras ejercen una corriente positiva que no para de crecer. Comenzó su carrera en 2014, con sólo 19 años, promocionando su primer single Karma por Facebook. Si la cantidad se traduce en fama, a día de hoy, este video cuenta con mas 1,3 millones de vistas y producción del 2020, que lleva por título Bobo, acumula mas de 29 millones de vistas. En el medio de estos tenemos cifras que atraen y sobre todo sorprenden hasta a los más indiferentes: Su primer gran éxito del 2018 Djadja (794M), y los del 2019 Copines ( 348M) y Pookie (300M).
¿De qué nos habla y quien la escucha?
Las melodías de las historias que Aya Nakamura nos cuenta en sus canciones, tienen su origen en el zouk, un ritmo muy presente en el folclore de países de raíz africana o caribeños -Guadaloupe o Martinique- , y casi siempre hablan de (des)amor. Pero no es tanto el qué, sino cómo y con qué palabras. Aya canta en francés, pero también mezcla palabras provenientes de diferentes idiomas, español, inglés, utiliza expresiones malienses, o propias del argot juvenil de las barriadas mas populares de Francia, incluso parece utilizar palabras inventadas. Lo cierto es que canta para su generación, los representa.
Sus fans, que se cuentan por millones, no son exclusivamente franceses, al menos no parecen ser la mayoría. La cantante que tomó el apellido artístico Nakamura de un personaje de la serie de ciencia ficción Héroes, participa desde sus inicios en todos los eventos musicales que tienen a Mali como protagonismo. En sus inicios fue telonera en un concierto en Bamako, su ciudad natal, donde se presentaba el cantante Davido, nigeriano nacido en Atlanta. En 2017 participó en París, junto a otros compatriotas, de los festejos por la independencia de Mali como Oumou Sangaré, Cheick Tidiane Seck, Lassana Hawa y Mokobé. Desde entonces hasta ahora ha estado en los primeros diez (top10) o top40 en Holanda, Bélgica, España, México, Suiza, Rumania y también en Francia.
En Francia, donde reside, muchos no logran entender lo que dice cuando canta, en su manera tan particular. Es que para los franceses solo hay una manera de hablar. Si no entienden lo que se les dice intentan «traducirlo» para que el idioma no quede dañado. Krego canta su versión de Djadja para ignorantes.
Forbes
Con una mirada determinada, desafiante y en una producción muy cuidada, Aya Nakamura nos interpreta desde la tapa de la edición de julio de la prestigiosa revista Forbes France. Por delante de muchas otras celebridades, se la nombra como la artista francófona del año. Merecido reconocimiento para la cantante en francés mas escuchada y con mayores ventas del mundo.