Si has nacido en los años 90 y eres de los que recuerda los 2000 como la mejor época de tu vida, estamos seguros de que has visto todas, o casi todas las películas de Amanda Bynes. La actriz de 36 años conocida por sus papeles en series infantiles como The Amanda Show en Nickelodeon o películas como Hairspray (2007) o Rumores y mentiras (2010), dejó una gran estela a su paso.
Pero años después, comenzó a distanciarse de la gran pantalla y tanto los medios como la gente podía verla caminar por la calle sin rumbo, sumada en las drogas y requiriendo ayuda.
En este caso, la intérprete fue vista vagando por las calles de Los Ángeles desnuda y desorientada hace tan solo unos días, de tal manera que sus familiares y amigos han tenido que ingresarla de urgencia en un hospital psiquiátrico, aunque no es la primera vez que la ex estrella infantil de Disney entra en una institución de salud mental.
Fue la propia actriz la que pidió ayuda tras el brote psicótico
Fue la misma ex actriz la que pidió ayuda, ya que tuvo que parar a a un conductor para explicarle que acababa de tener un brote psicótico, tras lo cual llamó inmediatamente ella misma al servicio de emergencias para informar de la situación.
A continuación, Amanda Bynes fue llevada a una comisaría de policía cercana y atendida por un equipo especializado en salud mental, quienes determinaron que lo mejor para ella era ponerla bajo la tutela de un hospital psiquiátrico a través de un procedimiento conocido por el código 5051, el cual permite a médicos especializados en este campo, a policías e incluso a familiares, internar temporalmente y sin permiso de la persona al susodicho.
La noticia ha impactado a todo el mundo ya que tenía cerrada la aparición en el festival 90s Con, un encuentro para los más nostálgicos de aquellos años donde Amanda Bynes irradiaba luz y felicidad, que tuvo lugar hace un par de días y que contó con la participación de estrellas de la época como Tori Spelling, Jason Priestley e Ian Ziering, protagonistas de Sensación de vivir, o Melissa Joan Hart, estrella de Sabrina, cosas de brujas, entre otros muchos. Y de hecho, Amanda Bynes debía estar entre ellos pero no pudo aparecer, alegando una enfermedad.
Una trayectoria en el cine que prometía mucho
La californiana comenzó en el mundo de la televisión a los siete años y pocos años después pasó de ser una estrella infantil con un programa a su nombre a convertirse en una de las caras más conocidas de las comedias románticas adolescentes. Si la conoces, seguramente la recuerdes de las fascinantes películas como Un sueño para ella (2003), donde compartía cartel con Colin Firth, o Ella es el chico (2006), junto a Channing Tatum.
Parecía que su carrera comenzaba a despegar fuerte y lo cierto es que llegó incluso a recibir el Premio de la Crítica Cinematográfica a la Mejor interpretación de reparto y también obtuvo una nominación al Premio del Sindicato de Actores en 2008. No obstante, a pesar de estas menciones y premios, en 2010 anunció a través de su cuenta de Twitter que se retiraba de forma indefinida de la actuación.
Dos años después, en 2012 comenzó a aparecer en titulares de prensa, pero no por su trayectoria como actriz o futuros proyectos, sino por posesión ilegal de drogas, tirar un bowl con marihuana desde la ventana de su apartamento y otros problemas adicionales…
Poco después se le sumó a todo esto, las imágenes en las que prendía fuego a su pantalón en la entrada de su casa o la famosa peluca rubia larga con la que se presentaba a los juicios. Y es que todo esto, daba a entender que la joven ex actriz no estaba pasando por su mejor momento.
El primer momento donde la actriz tuvo que ser ingresada
Tras todos estos acontecimientos, apenas un año después, en 2013, Amanda Bynes fue hospitalizada en un centro de desintoxicación y, en diciembre de ese mismo año, sus padres obtuvieron la custodia legal de la artista, algo que a la actriz no le parecía nada bien ya que poco después, en 2014 anunció a través de sus redes que su padre abusó verbal, física y sexualmente pero, meses mas tarde Amanda confirmaba que se lo había inventado todo y que lo que había dicho de su padre era mentira, que jamás había abusado de ella.
“El microchip en mi cerebro me hizo decir esas cosas”, dijo, y aseguró que fue su padre quien ordenó que le pusieran el microchip, al mismo tiempo, quiso mandar un comunicado a sus seguidores avisando de que le habían diagnosticado un trastorno bipolar. Fue ya ese momento a partir del cual la carrera de Bynes quedó por completo enterrada y sumergida en el pasado.
En 2018, Bynes reapareció de entre las sombras para decir que llevaba sobria cuatro años gracias a la ayuda de sus padres. “Estoy realmente avergonzada por las cosas que dije. No puedo volver atrás en el tiempo, pero si pudiera, lo haría. Estoy muy triste por todos a los que he lastimado y sobre quienes he mentido, es algo que me corroe por dentro”. Ahora, tras idas y venidas de su situación mental, la actriz vuelve a encontrarse ingresada en un hospital psiquiátrico y sus padres esperan que su hija se recupere pronto. Desde Mookap ¡también lo esperamos!